Lo primero que recuerdo es que desde el momento que nos conocimos, fuiste un sol. Como si yo hubiera encontrado un sistema solar lejano, ajeno a todo lo que había conocido. Sin planetas, ni asteroides. Eras solo una estrella solitaria rodeada de nada. Y yo, tan perdida en mí misma, sentí por primera vez en mucho tiempo como si hiciera parte de algo. Como si por fin mi vida tuviera sentido y razón de ser. Eras una estrella magnífica. Un sol inmenso que halaba de todo lo que lo rodeaba. Tu gravedad se apoderó de mí, y me abrazó y nunca me soltó.
No se.
Como un sol que se quema, una estrella fugaz, llegaste a mi vida para iluminarme. Me llenaste de dudas sobre el mundo; me enseñaste a cuestionar a los demás, a no tragar entero; entraste a mi cabeza como a casa ajena a abrir las ventanas para dejar entrar el aire.
Pero lo duro, lo doloroso de tu luz, es que quemaba. Abriste puertas en mi corazón que no estaban hechas para abrirse a la luz de un sol. Ahogaste mis imperfecciones y mis errores en una luz que constantemente me cegaba.
Pero aún así, tu luz era hermosa. Perfecta en mis ojos. Mis ojos ciegos de tanto mirarte.
No se si eras el amor de mi vida. La verdad deseo con toda mi alma que no lo seas; pero en ese entonces todo se sentía tan urgente. Como si supiéramos que no íbamos a tener mucho tiempo juntos. Y tu luz me quemaba más rápido y más profundo. Quemaste toda mi piel hasta que podías ver mis intestinos, y todas las verdades que me tragaba. Después de pasar por mis órganos, te mostré mis huesos, con todas las mentiras que me mantenían de pie. Te fuiste devorando todo, y llegué a pensar que eras más bien un hoyo negro y no el sol radiante que acariciaba mis párpados. El día que llegaste a mi alma, fue el día que me fui. Brillaste tanto que por primera vez, pude ver estaba demasiado cerca a ti.
Así que huí. Y seguí huyendo hasta algún lugar donde tu luz no llegaba. Y volví a estar a oscuras.
He pasado otros soles, otras estrellas. Algunas son fugaces, otras se quedaron como figuras permanentes en mi cielo para formar constelaciones. Pero nunca el cielo se ve tan brillante como cuando estabas a mi lado. Eras un maldito supernova. Quién se puede comparar con eso?
No se cómo llegue hasta acá.
4 años después, y aún sintiendo ese ardor en mi piel que dejaste la última vez que me miraste.
4 años después, y aún siento todos los días que algo me hace falta, como si olvidara algo.
4 años después, y solo tu eres el dueño de mi marca personal de lágrimas.
Porque desde que me fui esa noche, todas mis lágrimas han sido tuyas de cierto modo.
Y acá me encuentro, 4 años después y aún siento tu gravedad. Me hala siempre hacia ti. Siempre siempre siempre hacia ti.
![]() |
4 años atrás |
No hay comentarios:
Publicar un comentario